domingo, mayo 28, 2006

Hay mañanas, sólo algunas, que se me desarma la cara
y caen.
y caen.
trozos de piel.
Aguardo entonces, extrañada frente a mis carnes, junto al umbral
d____________________________________________ p
e____________________________________________ u
/____________________________________________ e
m ___________________________________________ r
i ____________________________________________ t
>____________________________________________a

Mientras desapareces frente al vidrio de la farmacia.
Y protestan cosas justas en cajas iluminadas.


  • Quiero decir cosas con sentido.
    quiero quiero quiero quiero quiero(...)

(...) volver a sentir el alma en cada uno de los hilos que me sostienen y parecen estar roidos.
(...)volver a pronunciar palabras que surjan incontenibles, mientras camino por calles que fueron bordadas con la aguja de un rouge que había sido gastado en tu cara.

(...)volver a verte cada día en la mañana y en la tarde, despertando a soles y acostando a fríos que hoy casi no recuerdo (por miedo a recordar) .

(...)volver a ilusionarme por cualquier viento que sople en mi frente o en la tuya.

(...)volverme de otro color para espantar a los que no lo habían visto nunca.

n o p u e d o p a r a r d e c a m i n a r, s i n e m b a r g o>

Me duele obligarme a enderezar mis piernas.

Pero no me queda más que hacerlo, porque no tengo rostro y en dicom se paga a abrazo limpio.

domingo, mayo 21, 2006

Feliz cumpleaños.

Tenía 13 años y me hallaba en el portal de la puerta de una sala durante un recreo (de esos de 20 minutos). Estaba sola, deshabitada, casi sin aire. Bueno, sólo estaba yo.
Cuando lo noté (debo confesar) me desarmé, me derretí y me caí al suelo en forma de pequeñas pelotas saltarinas que escapaban irrefrenables por todo el lugar; rebotaban al patio, a la sala de profesoras, a la capilla,a la costanera (incluso algunas alocadas al Mapocho). Pero una sola, fue a parar a unos antiguos y usados zapatos kikers (lo que daba cuenta de que la dueña podría ser la iniciadora de tan cool moda). Me miró por intensos años, los necesarios como para que el miedo se fuera junto a mis otras partes cobardes que habían escapado ya.
Así la pelota (es decir yo) terminé cediendo ante la grandielocuencia y fragilidad de un ser. Que para ese entonces era desconocido; pero que para cuando llegó el momento de reconocer el alma como propia, ya ni las distancias podrían separarnos.
Ahora habitaba cálidamente en el pecho de la niña de los zapatos. Había rebotado casi infintamente hasta caer a: "cómoda y amplia habitación full equipo y de diseño exclusivo, ubicada en Cruz del Sur 228". Había que ver ahora como le pagaba, tenía que ver cuanto me había dado para así hacer una sacada de cuentas convenientes para ambas partes. Así que dije en voz alta lo siguiente (para que ambas supiéramos de qué estabamos hablando):

Gracias por haber llegado. Había esperado toda mi infancia tu llegada.
Había
escrito millares de cartas sin destinatario. Había trenzado y desamarrado mi
pelo, para que alguien lo desenredara a su antojo, hasta que llegaste tu y me
invitaste a llevarlo como yo quisiera. Por eso gracias.
Por bailar canciones
pegadas a un cassete frente a un mar. Por los amores imposibles que compartimos
en piezas llenas de aguas. Porque nos enojamos en silencio y supimos que no
éramos las mismas sin la otra, no éramos ni un atisbo de lo que realmente
queríamos ser; así que decidimos comer chatarra antes que separarnos.
Porque
fundamos ciudades enteras. Gracias por caminar, correr, sangrar y respirar a mi
lado.
Por saber quien soy y acordarte de mi nombre (porque sé te cuestan
esas cosas).
Por que eres fundamento de mi fe. Porque compartimos noches
oscuras y estrelladas, frías y eternas, algunas casi como un suspiro. Porque
días enteros los pasamos frente a horribles y hermosas cosas que sólo tomaban
sentido porque estabas celebrando a mi lado.
Gracias en fin amiga por ser
cómo eres, por ser mi mejor amiga. Gracias porque me rodeé en palabras y aún me
queda todo mi existir para poder decirte realmente lo que te quiero. Te debo mi
vida, espero sepas cobrarmela siempre.

... dedicado a la Paz del mundo.

martes, mayo 09, 2006

Vaca

Él era un hombre corpulento, no por genética sino por opción. Su madre era pequeña, diluida y algo colorina. Su padre era flaquísimo, pelado y no superaba el metro sesenta.
Lo era por opción, ya que decidió ser así para que nadie se diera cuenta que era él, quien temía dejar sus afanes para fundir sus ojos con los de otros.

Se dedicó a trabajar desde los 13 años en la carnicería de Don Choco, que luego tomó por herencia el día que murió su propietario, ya que tenía algo en su contextura que inspiraba una mezcla de bondad, orgullo y fuerza. (sobre todo eso).

Cuando llegó el día que marcaría la mitad de su vida (fecha emblemática y desconocida, donde se tiene verdaderamente, todo lo que ha significado la vida por delante) él se encontraba sentado en una banca en el frezzer donde se guardan los, entonces, pedazos de vaca.
Un trozo le llamó particularmente la atención, se encontraba al final de una hilera casi interminable de carne y huesos. Brillaba inexorable, tal como lo hacía el anillo de ella sobre su velador esa misma mañana.
Le dolían los cristales incrustándose en su puño, le dolía lo que había dejado junto a la taza de café (ya congelada e imposible de beber). Más le dolía, que incluso la futura carne para un asado, una cazuela, un estofado, un charquicán; le recordara que no podría sentarse a comer .
Tomó el animal y lo puso sobre su hombro, que de a poco se fue tiñendo con el color del que cargaba. Lo puso sobre el mostrador, se sacó los guantes, el delantal, las botas y el gorro protector. Se restregó la cara, afiló el chuchillo sobre la escala de concreto (igual que su abuela) y rasgó un sólo corte. Metió su mano en el pedazo frío, y volcó ahí todo lo que le habían dejado.


Me dejaste

las ganas de explicarte lo del orgullo. Renunciaste a letras sagradas
que jamás me atreví a leer, a la primera espinilla y a la también primera noche sin dormir, a aquella canción que escribí detrás de mi puerta y que sólo tarareé en la ilusoriamente innecesaria tarde en que volví a saber de ti.

Me quedé contigo acá adentro,donde termina el pecho y
comienza la güata.
Me dejaste todo lo que había guardado para ti. Abandonaste el
desayuno que había preparado, los pasajes con destino a la nada, la foto que nunca
nos sacamos a la luz de la luna, el espíritu santo y la máquina de ejercicios que,
asegurabas, te ayudaría a usar los pantalones negros con la guarda roja que tanto
te gustaban. Aquí me tienes cargado de hijos, de anteojos para verte, de
pañuelos desechables, de ladrillos apilados en forma de propiedad y de una pasiva
bondad, que surge sólo para tener la ilusión, una vez más, que esto que soñé,
algún día podría servir para mi.


Sostiene el anillo un instante y lo mete dentro del trozo despedazado, lo deposita con cuidado y de manera ostentosa sobre el mostrador. Será entonces, para el mejor postor.
Se secan los ojos, ya cansados de sacar afuera tantas moles, ya enojados por mantener ocultos a millones.
Se abre la puerta a transeúntes, que no tienen idea de la joya de plato que esta noche podrían devorar.

martes, mayo 02, 2006

125,6 minutos

poco a poco, de a poquito, lento, lentísimo, casi imperceptible mente
Me lleno de nada. Desagradable, como dormirse con un chicle en la boca (¿les ha pasado?).
Te llenas tanto de eso, que no hay espacio para nada más.
Lo primero que sacas (para que quede ordenado) es el ----->Corazón: nunca me había dado cuenta que el latido, no era más que una pose para que no lo miren feo cuando llora( porque es el único que "trabaja" TODOS los primeros de cada meses). Yo incluso, ya estoy olvidando como suena fíjate.
Te llenas de un aire que no trae nada, que inventaste. Te rellenas como pavo de todo lo opuesto al infinito.

Letargo que apaga la radio. De paso, le dice al Orgullo que no quiere hablar con nadie.

apartada de todos, decido sentarme en un café a tomar(melo) con calma. Le pongo azúcar (porque nunca me ha gustado la zacarina) y revuelvo.

Tomo mis llaves y abro la puerta de mi casa, veo el diario (que saludo de vez en cuando, sobre todo cuando voy al baño) y me doy cuenta que de nada sirve cortarse los dedos por tan poco, soy afortunada al fin y al cabo, no tengo porqué seguir tragando.

Pero no había advertido que seguía llenándome de a gotas de nada. Por más que quería detener al balón repleto de vacío que, conectado a mi brazo, me inyectaba su contenido; ya era demasiado tarde, había concertado inconscientemente una cita con Evo y hasta ese gas lo habían nacionalizado (nada era mío, ni lo que anhelaba entregarte, pues se lo llevaron).

Entendí que la tela ya n o d a b a m á s. El material, estaba cediendo ante la fuerza irrefrenable de la nada condensada apretujando sus paredes. Me di cuenta, que fui un globo todo este tiempo.
Así que me ¡rEVen Té!.
Mis pedazos volaban por el aire, bailando y libres, después de manifestar (con explosión incluida) el no poder soportar estar todos juntos en el mismo cuerpo, rellenos de nada, cubriendo desaires, fundiendo preguntas sin pasaje ni viaje.



Si mis pedazos están en el aire, usted se preguntará cómo
es que escribo ahora. Pues le explico:

Es usted quién escribe, decifra y dice mi última palabra.

Lo que pasa, es que me estoy haciendo un traje a medida. Así podré
traerle (eventualmente), lo que dejé tirado por conseguir la preciada falta de algo(que hoy le confieso, me quita el sueño).


mi lindo globito de rojo color subía y subía para ver el sol

lunes, mayo 01, 2006

Reacción

Acostada viendo una película.
Simple.
Al parecer, esta vez, no lo será tanto.
Escena externa, totalmente desconectada a lo que me pasa.
Texto lindo, que ronda en torno a dos copas de vino.
Me acuerdo de ti, así de la nada.
Me pongo nerviosa, porque me veo sentada en la pampa.
Después de una semana evitando los autos y sus señalizaciones.
Fresca y con un chomp desecho en mi mano (que risueña se derrite también).
Él se para y va al baño.
Ella se queda pensando.
Se termina el diálogo.
Yo estoy recién empezando el mío.