jueves, marzo 29, 2007

carta al director

De sentir, sentiremos.

Callar, ni hablar.

No, no estoy hablando de un despertar pausado.

Mire, si eso es lo que compré, hoy mismo lo devuelvo.

Si no, si es lo que digo yo, béseme.

Aquí no se trata de un edificio nuevo en la costanera. Yo escribo acerca de una reconstrucción total desde los cimientos.

De una serenata con luna llena y sopaipillas.

De una profunda y renovada convicción de creer en absolutamente todo, sin que eso me deje la boca abierta y repleta de moscas.

A ver

Lo que pasa, es que me cansé de la frontera.

Me cansé que el delito se mida en poder adquisitivo.

Sí.

Una mañana me desperté cansada de mirar el techo, de tomar pastillas, de esperar un mensaje de texto.

Una mañana necesité carne para el almuerzo, salarme de mar, desabrocharme el sostén y azúcar en mi café.

Estaba tan rico mi café, que me hizo sentido repartir azúcar en la calle (una correcta iniciativa para apalear la falta de empatía).

Se me ocurrió hablar un poco y perder el miedo al ridículo.

Tuve el deseo irrevocable de escucharle la voz a un par de gaviotas a pesar del peligro que aquello implica y en ese momento aspiré a tener la remota intensión de triunfarle a nadie más que a nadie.

Desde ese día, nadie me quita la intuición de estar viva.

De ahí que no estoy para salvarle la vida a nadie. Yo estoy para que me la salven, para cambiarte la vida, para salvarnos, para deshacerme en justicia.

Estoy aquí parodiando al que aún se quiere zurcir el pellejo a la piel con monedas.

Y leeré mucho y me reiré también.

Por lo demás ya no preocupo.

Nadie me prometió lo contrario.

Exijo lo que me ofrezca el día, lo que yo tengo para ofrecerle. Lo que los dos tenemos en las manos.

No más whisky, no mas pasta base, no más cigarro, no más marihuana, no más sacrificio, no más penitencia, no más violencia, no más abstinencia. Puro neoprén para pegar.

Un poco más de ojo, de dientes, de sangre y de paladar.

Porque todos tenemos bocas, pero cada boca es diferente

Y la boca diferente no deja de ser boca, no deja de necesitar comer.



Me desperté, me duché y te amé un poco más.

Por todo el tiempo que me esperaste.

Porque esperaste todo lo que me hacía falta para que pudiera hoy, compartir una carcajada con voz.





-SEÑORA, LE REPITO POR ÚLTIMA VEZ:
ESTE, ES UN JUZGADO DE LETRAS.
NO PODEMOS RECIBIR SU QUEJA.
MÁNDELA AL MERCURIO MEJOR.







(mp3: fito páez-al lado del camino)

lunes, marzo 26, 2007

epitáfios


1
Bajo
tres paredes frías, tras el insolente invierno, se escapa de mí el sentido.

Me vacío del sentimiento, me despido de su inoperancia, me desvisto de mí.

Me acurruco al fin en torno a otro que aún vive en las esquinas, que me habla en trovas y que usa su lengua en torno y a pesar de mi inconciente.


2
Qué lástima haberme perdido antes de llegar, qué lástima no haberme dado cuenta antes que no había nada que lamentar. Qué vergüenza haberme explicado tan mal lo de los pecados, lo del recuerdo y lo de la novedad de lo nuevesito.


3
Qué parto extirparme la caricia abortada (previa al orgasmo, previa al suspiro, previa a la simple caricia).
Qué desgarro el desgano que me hace trizas por un beso que nunca existió.

Cómo olvidarme de ti sin que te enteres.

Cómo decirte algo claramente sin que me entiendas (sin siquiera aspirar a que me oigas).

Cómo deshacerme de un proyecto impensado por los dos.

Cómo sacarte de dentro sin que hayas estado nunca.

Cómo desviar tu mirada, sin que adviertas que tu presencia me invade hace años. En un marco de años incontables, indiscutibles, impensados, dulces y consistentes.

Años que supuestamente serían los más felices de mi vida. Años que sin culpa y por tu culpa, han de desaparecer entre escombros que señalan un cuerpo perdido entre tanto secreto indescriptible, entre tanta menstruación desperdiciada, entre tanto tú sin ti.



(grupo de epitafios encontrados en el valle de san pedro de atacama,en el pueblo de toconao )
(mp3:inti-illimani-arriesgaré la piel)

jueves, marzo 15, 2007

Paradise (perrodice)


El perro movía el rabo, se daba un par de vueltas buscando su cola, se rascaba detrás de la oreja con insistencia.
Después de varias horas sin comer, se aprestaba para romper un par de bolsas antes de que el viejo pelado saliera a perseguirlo en bata y pantuflas, por al menos, media cuadra.
El perro no tenía nombre (quizás se llamaba perro, no lo sé). Quizás se llama perro y simplemente no me interesa.
Quizás como perro que es, no tenga nada más que hacer en la vida que despertar y dormir (sin morir en el intento).
Una preocupación menos y nos volvemos metafísicos, quizás si nos oliéramos la cola primero (antes de mordernos las caras). Quizás si nos mordiéramos la cara (sin olernos tanto la cola).
Pero concentrémonos en lo importante: ese día, el perro decidió no dormir después de las 12. Tomó su resto de carne, se lo echó a la boca y caminó.



Miren atentos como caminan los humanos, miren como se mueven completamente sincronizados.
Tan impresionante caminan, que quizás nadie encuentre interesante a un perro que habla. Pues aunque ahora les diga que yo he contado esta historia todo el tiempo, estoy seguro que no me creerían. Por eso recurro a un escribir enfático, pues nadie ha querido escuchar mis ladridos. Por eso no gastaré mi tiempo en enseñarles perromandarín (si igual, las garrapatas no son de su agrado)
Así que me limitaré a contarles un par de verdades, que me han asaltado hoy.
Después de tanto callejear me duelen un poco las patas (no puedo negarlo). Pero marcar al fin la rueda de ese Jaguar, me tiene más contento que perro con pulgas. Me fijé en más de 40 pares de cosas lindas en tres minutos. Conocí al mago Oli y me comí tres papas fritas que algún papa frita desperdició. Así que una vez caída la tarde, me fui a leer a una biblioteca y pedí mi libro favorito sin demora. Contrariada, pues tengo conciencia de que no todos los días le entiendes a un perro, la niña del mesón me cuenta que ese libro no existe. Primera derrota en el día, para los humanos el “Paraíso aún no ha sido escrito”. Se quedaron con un par de promesas y con un solo manuscrito, me contaba la niña (pero de paraísos escritos aún no hay registro).
Así que decidí que había que mostrarles el camino a patadas.
Por eso le recomiendo que mire bien el suelo (sí, el de las patas negras soy yo).
El perro está escribiendo, así que esté atento….próximamente en librerías, best seller seguro.