Busco en mis cajones desesperada. Lo perdí otra vez. Tengo los pies helados, afuera me esperan millones de periodistas de matinal. Me pillaron, sudo frío, hay un
hombre blanco en mi entrada.
Saco todo lo que esconden mis desórdenes. Al fin encuentro mi pistola, al lado del parche curita. Ya es demasiado tarde: tenía el pecho manchado de adolescencia, algunos de mis recuerdos color verde estaban bajo la tutela de un extraño y mi voluntad yacía atrapada dentro de una bolsa plástica que carabineros se está llevando detenida. Ningún estruendo parece poder salvarme esta vez, ni el plomo de las balas, ni las palabras tienen autoridad.
Creo que existe una esperanza, hay una carta en el baño que espera a que tire la cadena. Dice así:
pucha que llueve
fuerte
lo tuyo
quédatelo en el bolsillo.
$10 no sirven
de nada
fue un placer
comer.
Té
espero
que no vuelvas más
a fumar. tuyo...el yo de verano (pues el invierno te dará la espalda).Mentira, no sirve de nada al parecer. La indecisión me provoca. Insomnio tengo por tu culpa. Acordarme de ti tiene ese sentido. Nada se pierde. Las pelotas rebotan en la calle.
Mis crespos están hechos.
Yo busco y busco en el map city y no me sale nada más que esto para decir. Ridículo es poco, vergüenza debería darme. Pero no puedo negar que está muy rico el chocolate, si igual tiene su gracia. Lo termino y te prometo que salgo por la puerta. Es más, te prometo que tiene sentido.