lunes, junio 25, 2007

baño


Hay veces que ella se levanta dormida, y camina un par de metros soñando. Puede que se despierte en la ducha, eso es relativo. Todos aprenden a veces. Ella se cayó de la ducha y ahí supo que la cadera quedaba en la mitad del cuerpo y que con ella sostenía todo lo que, con sus huesos quebrados, atravesó. Todos aprenden a veces.
Con un dolor de extremaunción, dramatizó un eco lejano. Le compensó el orden del domingo y retorciéndose en el suelo se vio, como siempre, con el sol en la cara frente a un acantilado. O saltaba, o la mordían los perros, era elegir la muerte. Era adormecer las cartas desgarradoras que había recibido y saltar. Desangrarse, pero por dentro, sin que nadie supiera y sólo entonces, no habría cómo devorar las palabras entre tanto poema legalmente recitado.
Si abría las piernas, sabía que iba a ser para siempre. Y ahí acostada sobre el piso helado del baño, no quedaba más que adormecerse con uno u otro recuerdo para que dejara de doler, para que chorreara lo necesario y pasara el tiempo justo para que su hermano la alcanzara a recoger en blanco y la llevara a un hospital.

Y si después de esto no te conmueves, no sé que podría hacerlo. Tengo 3 costillas rotas y la cadera hecha pedazos, nunca podré parir hijos de apellido no sé y nunca podré acercarme a una cuna sin que la criatura sea ajena. Así que no temas que soy tuya. Así que no dudes que la sangre que derramaré no lleva tu nombre, lleva el de la muerte que no para de toser a tu lado. Y no te hagas el dormido, despierta. No te hagas el dormido que te ves repugnante, hasta las moscas caen muertas al suelo. Guatón cobarde, ¡despierta te digo!
Ella fue la que cayó al suelo, tócame la cicatriz.

mierda guatón, despierta.


lunes, junio 04, 2007

para ti, para mí

- ¿De dónde viene ese olor a poesía?
-Del mercado supongo
-Supones mal, esa manía tuya de simplificarlo todo
-Esa manía suya de no callarse
-¿Qué dijiste?
-Nada

-¿Escuchaste?
-Escuché: escuchaste
-Ponte seria
-Y, ponte seria
-Que desagradable
-Que bueno que se haya dado cuenta sola

-Tienes fiebre
-No lo había notado, entre tanto milagro que sale en la tele, pensé que me había tocado uno a mí.
-Porque lo haces todo tan difícil niña
-Porque quiero que me recuerde. Necesito que se acuerde de mi nombre, cuando yo me…
-Cállate
-¿Le dice eso mismo al que va a ver los domingos llueva o truene?
-Él no me responde, he ahí su gracia
-Ahora sí estamos conversando
-No, tú estas hablando sola. Ya pásame el brazo para tomarte la temperatura.
-Tome, mi brazo.

-Niñita tonta ¿por qué te vences?
-¿y porqué habría de hacer algo distinto?
-a usted le dan pan y no tiene dientes
-tengo, pero me devoro lo suyo señora
-¿Vamos a empezar de nuevo?
-Las veces que hagan falta mi amor.