miércoles, noviembre 28, 2007

mi escalera de mano

Si uno alcanzara las manos con una escalera. Si pudiera escalar hasta sus manos y dormirme ahí, yo sería escalera, sueño y mano. Y me recogería, me haría dormir, me llevaría a ese lugar rápidamente y en las manos volvería a rezar.
Si yo fuera yo y escalera y mano, no lloraría más y sabría que mi oficio es ser escalera, mano y yo.
No habrían más dudas ni complejos, por que la desnudez de la mano sabotearía cualquier intento mío por aplaudir o cualquier intento de la escalera por dejarme caer.
Si la escalera yo y la mano, si nuestra trinidad incorrompible, se llegara a saber, yo invitaría a todos a sentarse en las manos, a subir por la escalera y a reposar en mí. Si me sintiera mano, escalera y yo misma, no habría silencios ni camas deshechas, habría escondites y buenos deseos. No sé cómo aún no te das cuenta, no sé cómo aún no se lo cuento a tu mano, a la mía y a los miles de pies que forman la escalera que soy yo misma y las manos que siendo mías, son tus manos.

lunes, noviembre 26, 2007

Buenas

noches

jueves, noviembre 15, 2007

80 y tantos


Todos los hombres se llaman Ernesto.
Todos ellos son tranquilos, callados e impertérritos (casi aburridos).
Pero una vez regalada su arma inaugural en la pubertad, una vez en el campo de batalla, son sanguinarios e inconmensurablemente abrumadores
(un respiro).
Todos los Ernesto son hombres y todos los hombres morirán algún día.