Yo merezco ser quemado a diario porque no me sé defender. Porque no tengo cómo. No sé ni como me llamo, ni cuántos hijos quisiera tener, quizás ninguno.
No sé discutirle, no tengo ningún argumento para hacerle bajar la pistola, ni para articular siquiera la simple frase "señor no me mate".
miércoles, septiembre 12, 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)